El rey David, “el elegido de Dios”

Redacción, Veracidad News

Proveniente del hebreo, David significa “el amado” o “el elegido de Dios”.

Nacido en la tribu de Judá en Belén durante el año 1040 A.C., el Rey David se caracterizó por conseguir un hito en la historia de Israel, que fue la unificación del territorio, y más tarde, supo expandirlo hasta llegar a sumar ciudades como Petra, Samaria, Jerusalén y Damasco.

Fue sucesor del Rey Saúl y estuvo al mando entre los años 1010 y 1003 A.C. en Judá, y luego entre este último año y 970, en Israel.

Mientras vivía con su numerosa familia, llegó hasta su casa el profeta Samuel enviado por Dios y fue allí que fue ungido como el futuro rey, “Y Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Yahweh vino sobre David con poder. Se levantó luego Samuel y se fue a Ramá”. 1Samuel 16:13.

David destacó desde pequeño por su coraje y valentía; incluso se le atribuye haber salvado a un corderito de las garras de un oso, además de hacer lo mismo con una oveja liberándola de un león.

Su valentía también se vio demostrada cuando Israel estaba bajo el mando de Saúl y se mantuvo una dura guerra con los filisteos, cuyo líder era Goliat. Éste, desafió a los israelíes a presentar a su mejor hombre para luchar contra él. Enterado, David pidió tomarlo e increíblemente lo derrotó de inmediato.

“Y metiendo David la mano en su bolsa, tomó de allí una piedra, la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente; la piedra se le clavó en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así prevaleció David sobre el filisteo con honda y piedra, e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”. 1Samuel 17:49-50.

Después de que Saúl murió, David fue reconocido como Rey de Judá, tiempo en el que anexó varios territorios a su reino como Soba, Edom y las tierras de los filisteos.

Sin embargo, cometió algunos pecados que le traerían complicaciones; uno de los más recordados es la pasión irrefrenable que sintió por una de sus esposas; Betsabé, en ese momento casada con otro hombre.

David la embarazó y pretendía ocultarlo, pero esto, fue castigado por Dios con la muerte del niño. Antes de fallecer, el Rey David designó como sucesor a uno los hijos que tuvo con Betsabé: Salomón.