La historia de Maria Magdalena

María Magdalena fue una de las mujeres de la Biblia, caracterizada por estar en momentos clave de la vida, muerte y resurrección de Yeshúa.

También es conocida como Miriam de Magdala y este nombre hace referencia a su lugar de procedencia; una localidad situada en la costa occidental del lago de Tiberíades y aldea cercana a Cafarnaúm, la cual Yeshúa visitó.

“Entonces, despedidas las multitudes, entró en la barca, y vino a la región de Magadán”. Mateo 15:39.

Fue una de las mujeres que acompañó a Yeshúa; así está mencionado en el capítulo 8, del libro de Lucas, versículos 1 y 2.

“Aconteció poco después, que Yeshúa iba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce iban con Él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios”.

También estuvo presente en el momento de la crucifixión y cuando fue sepultado “Estaban junto a la cruz de Yeshúa Su madre, y la hermana de Su madre, María mujer de Cleofas, y María la magdalena”. Juan 19:25. “Y María la magdalena y María la madre de José vieron dónde había sido puesto”. Marcos 15:47. “Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas frente a la tumba” Mateo 27:61.

Tras esto, ella junto a otras mujeres acudió al sepulcro, pero no encontraron el cuerpo “Pasado el sábado, María la magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido de una larga ropa blanca; y se asustaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Yeshúa nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron”. Marcos 16:1, 5 y 6.

Fue entonces cuando se le apareció “Habiendo, pues, resucitado Yeshúa muy de mañana en el primer día de la semana, apareció primeramente a María la magdalena, de quien había echado siete demonios”. Marcos 16:9.