El otro lado del Mercado 23 de Cancún

Conformado por más de 200 locales, Javier Rojas Gómez, más conocido como el Mercado 23. Desde hace cuatro décadas es uno de los sitios más populares de la ciudad para abastecerse de diversos productos y servicios; pero además de ello, es fuente de empleo de poco más de 35 familias, y alrededor de 97 trabajadores.

De acuerdo con los mismos locatarios el mercadillo que fue fundado desde 1973, originalmente estaba ubicado donde actualmente se encuentra la estación del Heroico Cuerpo de Bomberos, posteriormente fue reubicado en la Calle Jabín, Avenida Tulum.

Al inicio el mercado era conformado por tan sólo 10 locales, al paso de los años fueron multiplicándose, sufriendo diversas modificaciones.

Hay muchas familias que lograron sobrevivir gracias al mercado, algunas de ellas no conocen otra forma de ganarse la vida, sino es comercializando: Tal es el caso don Juan, quien es pionero en ventas; con más de 60 años de experiencia y comenzando su profesión ofertando dulces por las calles, actualmente es propietario de uno de los locales más antiguos del 23.

A través de la comercialización de caramelos, piñatas, adornos, entre otros artículos de fiesta ha logrado sacar adelante a su familia, Teresa, hija mayor de don Juan, aseguró que hay días sin ni un cliente, cuando anteriormente sus ventas llegaron a alcanzar los 50 mil pesos.

Algunos de los productos y servicio que pueden encontrar en este sitio tan famoso son: Artesanías, ropa, bolsas, juguetes, tapetes, papelerías, dulcerías, hamacas, peluquerías, plantas, reparación de electrodomésticos, comida, entre muchas cosas más.

Aunque desde el lado del consumidor todo pudiera parecer muy atractivo, los vendedores luchan día a día por poder mantener sus ventas. Otros puntos en contra son las vacaciones de verano y el alza del dólar; ya que los proveedores llegan a elevar bastante el precio de la mercancía que los locatarios ofertan, esto ha provocado una disminución en sus ganancias hasta del 30 por ciento. Tal y como nos cuenta Felipe, quien es dueño de la “Cremería cuatro hermanos”, negocio con 30 años de existencia.

“Temporada baja nos afecta a nosotros cuando no hay clases, las vacaciones de julio y agosto son nuestra temporada baja en el aspecto que casi no hay movimiento de gente”, expresó el locatario.

En temporadas altas, el mercado 23 no sólo benéfica a los propios locatarios, sino también a la gran cantidad de comerciantes ambulantes que recorren el lugar en busca de compradores; tal es el caso del grupo “Paraíso norteño”.

Debido a la falta de empleo su segundo escenario se ha convertido este centro de abastecimiento: El trio originario de Jalapa, Veracruz, disfrutan tocar en los diversos puntos del mercado ofreciendo su música.

“De preferencia mucha gente, buena no mucha nos pregunta nos dice que bonito se oye y no tienen una tarjetita un numerito, entonces damos precios y les decimos somos accesibles”, comentó uno de los integrantes del trio musical.

Además de los comercios formales, los informales forman parte de la esencia del mercado, como Yolanda Méndez quien, desde hace más de una década, con tan solo una mesa de madera y una pequeña silla, se dedica a la venta de dulces y aguas frescas, justo a fuera de una reconocida tienda de telas, reveló que por el permiso su hija paga alrededor de 150 pesos.

Tanto locales como turistas son los principales consumidores del sitio, de acuerdo con ellos el mercado 23 a través de sus colores, sabores, texturas y olores representa la cultura de nuestro país, por ello y mucho más es visitado por casi  ocho mil personas mensualmente

Con información de Yajahira Valtierra e imágenes de Raymundo Labastida, Veracidad News.