¿Alguna vez has sentido que la adoración ya no fluye como antes en la iglesia? Qué fue lo que pasó con aquellos adoradores que con solo iniciar una pequeña alabanza ya comenzaban a sentir la presencia del Señor y se creaba un ambiente hermoso de adoración.
Esto no es algo que haya sucedido en una sola iglesia sino en varias, ¿qué es lo que le está pasando a los creyente de hoy en día? ¿acaso han dejado de amar a Dios como antes?
Existen muchos motivos que impiden que la adoración se interrumpa o simplemente no fluya como debería.
Aquí te presentamos algunos motivos:
- No van con un corazón dispuesto para recibir al Espíritu Santo
- Solo se va a cumplir con el deber de ir a la iglesia
- Se presta atención a los pequeños detalles que pueden generar una distracción, como lo son: la vestimenta, las personas que llegan, el sonido, entre otros.
- No hay unidad en la iglesia y eso provoca que no haya unidad en la adoración
- La mente está ocupada en otro tipo de cosas (problemas, pendientes, familia)
La finalidad de satanás en cada servicio es que cada uno de los motivos mencionado se cumplan al pie de la letra y que la adoración no fluya en la alabanza.
¿Qué podemos hacer al respecto? ¡Sencillo! Antes de ir a la iglesia prepara tu mente y tu corazón para recibir al Espíritu Santo, lee la Biblia, ora, ayuna para que él pueda entrar en tu corazón.
Recuerda que el fuego empieza por la mínima chispa, sé tú esa luz que encienda el fuego para que todos puedan estar en un mismo espíritu. No dejes por nada del mundo satanás apague la luz y la presencia del Señor.
No olvides también que nos encontramos en los últimos tiempos y que cada día el mundo nos ofrece algo nuevo que nos puede distraer de la presencia de Dios. Pero nuestro deber es hacer que la presencia de nuestro Señor fluya no solo en un servicio sino en todos, y en toda la congregación.
