¿Por qué levantamos las manos al adorar?

Cuando adoramos a nuestro señor Yahweh, es habitual que en nuestras congregaciones veamos a gente con sus manos levantadas, pero  ¿Por qué lo hacemos? ¿Está bien hacerlo?, ¿De dónde salió esta idea?

En las Escrituras se encuentran plasmados pasajes bíblicos a partir de los cuales surge esta costumbre de levantar las manos mientras adoramos. Ellos son la base tomada por quienes comenzaron a realizar esta práctica.

El primero de los pasajes lo encontramos en el camino del pueblo de Israel, al salir de Egipto, andando hacia la tierra prometida. En su peregrinaje, debieron hacer frente al pueblo de Amalec. Allí se dio una situación por demás curiosa: Mientras Josué comandaba al ejército de Israel en el combate, Moisés permanecía en una colina levantando sus brazos. En tanto ellos permanecían arriba, la balanza se inclinaba a favor de su pueblo.

Éxodo 17:11: “Cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; y cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec”.

Que Moisés tuviera que sostener los brazos hacia arriba para que Israel triunfe mostraba que la lucha verdadera no estaba en el campo de batalla, sino en los lugares celestiales. Era Dios quien les daría la batalla. Este pueblo no dependía de su propia fortaleza, sino del poder de quien velaba por ellos.

Una segunda referencia bíblica a esta práctica, también en el Antiguo Testamento, la encontramos en el libro de los Salmos. Este pequeño pasaje lejos está de ser uno de los más estudiados.  No obstante, tiene la importancia de ser el salmo que cierra la sección de “los cánticos de los peregrinos”, que arrancan en el 120. Todos ellos tienen el denominador común de hacer referencia al momento en que todo el pueblo de Israel se reunía en Jerusalén con el fin de adorar al Señor.

Salmos 134:2: “Levantad vuestras manos en el santuario y bendecid a Yahweh”.

En aquel momento, la presencia del Todopoderoso moraba en el templo. Es por lo  que levantar las manos hacia ese lugar implica estar queriendo alcanzar a aquel que hacía que éste fuera tan importante.

Por último, nos encontramos un último pasaje en el Nuevo Testamento que nos habla acerca de levantar las manos al adorar. En este caso, el foco está particularmente en la oración, que según lo que Jesús nos enseñó en el Padre nuestro, debe incluir adoración.

“levantar manos santas” no apunta tanto a la acción física sino más bien a una actitud espiritual. Las manos tienen que ver con el servicio. Santiago 4:8 dice que tenemos que limpiar nuestras manos. No habla de que tenemos que lavárnoslas literalmente, sino que tenemos que santificar nuestra fe con las acciones de obediencia, lavar nuestras manos, como nuestras vestiduras nos enseña a buscar agradar al Padre con la obediencia de su instrucción, por medio de la revelación obtenida a través del Hijo, que dejo con su muerte y resurrección del Espíritu Santo.

1 Timoteo 2:8: “Quiero, pues que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda”

Con información de Yajahira Valtierra, Veracidad News.