Templo de Jerusalén, símbolo de la presencia de Yahweh

Redacción, Veracidad News

El Templo fue el símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo; siendo el realizado por Salomón el que se convirtió en la casa de Yahvé.

Su construcción se terminó en el año 995 a.C, y se conservó intacto durante 400 años, hasta la invasión de los babilonios que, al mando de Nabucodonosor, exiliaron a los judíos y lo destruyeron.

Salomón se dirigió a Hiram, para conseguir constructores y obreros para llevarlo a cabo “Yo, por tanto, he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre”. 1 Reyes 5:5. 

Tras siete años y medio de trabajo, el rey pudo dedicar solemnemente el templo al Dios verdadero. Todo el edificio se construyó con piedra caliza roja y blanca, la cual podía pulirse como el mármol.

Se encontraba en el punto más alto del Monte Moria, mientras que las habitaciones se construyeron al sur de su recinto y en un nivel más bajo. Se admite que la “roca sagrada” en el centro de la Mezquita de Omar constituía la base del altar de los holocaustos.

Era de forma rectangular, de sesenta codos de largo por veinte de ancho y treinta de alto. Estaba dividido en dos habitaciones de desigual tamaño. La primera, el hekal, o Santo se abría al debir, o Santo de los Santos.

Las dos puertas de madera de acebuche en la entrada se abrían hacia el este y se mantenían siempre abiertas para permitir el paso del aire puro y que el humo del incienso entrara al interior.

En las dos entradas Salomón hizo que se labraran figuras de querubines, palmeras y capullos abiertos revestidos de oro. Las paredes estaban forradas con planchas de cedro adornadas con calabazas y flores labradas en relieve.

Se accedía al pórtico por una escalera de diez peldaños; en la parte alta sobre los cimientos había dos pilares de metal fundido cada uno de dieciocho codos de alto y doce de circunferencia.

En el hekal, ante la puerta del debir estaba el altar del incienso, un mueble rectangular de madera de cedro; a cada lado de los patios norte y sur había cinco candelabros de oro puro adornados con flores que sostenían lámparas de aceite doradas.

Las despabiladeras, cuencos, cuchillos, morteros, copas, incensarios y otros recipientes eran igualmente todos de oro puro.

Fue destruido por Nabuconodosor en 596 antes de Cristo.