Nourou Mahamad es el hijo de un líder musulmán. Desde muy pequeño asistió a la escuela coránica y toda su vida se dedicó a la preparación para convertirse en otro líder igual que su papá. Hasta que, recibió una Biblia de un amigo, y se quedó toda la noche leyéndolo. Después de seis meses de la comparación de la Biblia con el Corán, renunció el Islam y se convirtió en un cristiano.
Desde entonces, Nourou y su esposa, Zeinabou Moussa, son evangelistas en Níger. Su trabajo es único, pero es muy adecuado para alguien como Nourou que viene de origen musulmán. Hace tres años, se trasladaron a Zangon Damou, un pueblo rural sin nada. Los miembros de la comunidad se rieron de los siervos y se negaron a asociarse con ellos. Pero ellos persistieron en su misión. Predicaron a tiempo y fuera de tiempo por todo el lugar.
“Estoy convencido que tengo un llamado para anunciar el Evangelio,” dijo Nourou. Un estilo de vida basado en la fe, despertó la intriga en el pueblo. “Cuando ven que estás lleno de amor; y ven que siempre vives en paz con todo el mundo, es cuando vendrán a usted e intentarán conocer el secreto”. Un aldeano, Damou Abdoulahi, se ofreció a ayudar Nourou a construir una casa y mientras trabajaban juntos, la Palabra lo alcanzó. Damou aceptó a Cristo como su Salvador.
Ese día, un famoso líder musulmán visitó el pueblo y escuchó la noticia. Interrogó al jefe del pueblo y cuestionó cómo había dejado que ello ocurra. “Todo el mundo en este pueblo es cristiano”, dijo el jefe, quien había notado un cambio importante en su comunidad. Pero aún algunas personas tienen miedo de admitir abiertamente su nueva fe, porque viven en un país que sigue siendo el 98 por ciento musulmán.
Pero Nourou no está en la comunidad simplemente como un evangelista. Ayuda a los aldeanos en habilidades y técnicas del negocio. Así como a cuidar la salud y mantener una higiene limpia en la comunidad.
